Brigadas médicas: testimonio de voluntariado

This article was originally published in the Familia section of El Comercio newspaper in Quito on March 13, 2014. It may have been translated by an application, and may not be exactly as it appeared in the original form.

Ya son 12 años desde que una brigada de la Canadian Association of Medical Teams Abroad (Camta) viaja cada febrero a Quito. Su objetivo: realizar casi 100 cirugías para la colocación de prótesis de cadera y corrección de pie equinovaro, a pacientes de escasos recursos económicos.

La brigada de voluntarios está conformada por profesionales canadienses: cirujanos, pediatras, anestesiólogos, enfermeras, traductores y fisioterapeutas que permanecen dos semanas en el hospital Un Canto a la Vida, fundado por el padre José Carollo, ubicado en el sur de Quito.

Uno de ellos es Sammy Ruiz, quien nació en la capital, pero que a sus 3 años viajó con sus padres a Canadá para establecerse y llegar a ser un profesional en el área de petróleos. Hace cinco años se contactó con algunos amigos quienes le contaron sobre las brigadas que se organizan para viajar al Ecuador. Le encantó la idea de poder realizar el voluntariado en su propia tierra. Sammy se desempeña como traductor y ayuda a los pacientes a comunicarse con los doctores, a realizar el papeleo correspondiente y a coordinar el transporte o la alimentación del equipo de voluntarios.

Deb Chalupa, enfermera ortopedista, también forma parte de esta agrupación. Es su octavo año en Ecuador y dice que su mayor satisfacción es regresar cada año y que los pacientes la reconozcan: “Me siento parte de esta comunidad”, dice.

Los médicos canadienses realizan muestras de los exámenes a los que los pacientes son sometidos para evaluar su condición, además a su llegada al país se encargan de capacitar al grupo de trabajo del hospital y de hacer el seguimiento de los pacientes operados. Una de las actividades más importantes es el adiestramiento que se da a los pacientes antes de su operación para que sepan cómo deben moverse después de recibir la cirugía, a fin de garantizar una recuperación óptima.

La brigada canadiense no es la única que visita esta casa de salud, administrada por la Fundación Tierra Nueva. Según cuenta Gloria Dávila, directora ejecutiva, son un total de 10 brigadas las que vienen para realizar otro tipo de cirugías, como colocación de prótesis de rodilla, reconstrucción facial por labio leporino, cirugía estética, entre otras. Vienen de países como Estados Unidos, Francia, Italia, etc. “La llegada de estas brigadas es fundamental porque nos ayudan a cumplir nuestra misión que es llegar a los más pobres”, comenta.

Cada año, la demanda de los pacientes crece, especialmente de aquellos que vienen de otras provincias del país.

Para acceder a estos servicios no deben tener más de 65 años ni ser afiliados al Seguro Social, además deben pasar por un proceso de selección en el que se les realizan diversos exámenes médicos que permitan evaluar si son idóneos para el procedimiento médico y, por supuesto, su realidad económica. Los pacientes hacen una pequeña contribución que cubre los gastos de hospitalización.

Tal como explica una de las enfermeras canadienses, el objetivo es asegurarse de que están lo suficientemente sanos para someterse a la cirugía, porque no se quiere hacer más daño, sino contribuir a mejorar la calidad de vida de los pacientes.

El trabajo de la Fundación no para ni un segundo y ya coordina la llegada de más equipos especializados. Para este mes se espera el arribo de la Brigada Médica de la Asociación Americana Hugs, que realiza intervenciones quirúrgicas para la reconstrucción de orejas de pacientes con deformidades congénitas y/o producidas por accidentes y que les ayudarán a recobrar la audición

La frase:

Un equipo de 100 profesionales canadienses realizó un centenar de cirugías a pacientes adultos y niños que sufren de displasia de cadera y pie equinovaro.

Más información: Fundación Tierra Nueva
Teléfonos: 2636660 / 2634026